Mapache Agresivo Volumen VII

MAPACHE AGRESIVO

VOLUMEN VII

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Esta entrada puede entenderse como una continuación del anterior volumen.

Bueno, entremos en materia…

El otro día vi un pato persiguiendo a una tía y pensé que era Zeus queriéndose follar a Leda jo jo jo.

Ayer el Instituto Juan de Mariana sacó el ‘Impuestómetro’ de 2024 con unos datos que os deberían poner el cerebro en llamas.

Podéis leerlo de manera gratuita en su página web y echaros a temblar.

Desde 2018, momento en el que P. Sánchez i els seus amics tomaron el poder, los impuestos se han creado o subido en promedio CADA MES.

En total, ‘de 2018 a 2024 ha aplicado no menos de 69 aumentos tributarios’.

Lejos de parar con esta tendencia: ‘Durante el ejercicio 2025 pretende elevar la recaudación en otros 7.000 millones, cifra equivalente a 371 euros por hogar’.

También se dan datos que corroboran lo que yo siempre os digo por aquí y debería haceros darle vueltas a lo de emigrar (siempre y cuando vuestra situación en España no sea maravillosa y el salir fuese un cambio para peor, claro):

‘La presión fiscal también es mayor en Alemania, donde alcanza el 41,9 por ciento del PIB, que en España, donde alcanza el 38 por ciento del PIB. Los alemanes están un 45 por ciento por encima de España en cuanto a renta por habitante, pero sus niveles de presión fiscal son un 10 por ciento mayores que los de nuestro país. ¿Es razonable que una persona que gana 24.910 euros soporte la misma carga fiscal que en Alemania, donde la población gana un 45 por ciento más?’.

Leed por favor el párrafo anterior varias veces para que se os grabe a fuego.

Un alemán paga proporcionalmente un poco más por sus impuestos que un español siendo que gana CASI UN 50% MÁS QUE ÉL.

Y eso que Alemania no me parece el mejor ejemplo en cuanto a fiscalidad, joder.

Ya que estamos hablando de este país que ya ha superado a España en el Patrimonio Mundial de la UNESCO… Lo cual no me extraña porque es precioso y tiene mil rincones hermosos que visitar… y debería tener muchísimo más turismo…

Y… bueno… al tema…

¡Alemania ha legalizado la marihuana para su goce recreativo!

¿Cómo es posible que en España ni tan siquiera se trate seriamente este asunto si es el segundo país con más consumo de esta droga tan solo superado por Países Bajos (donde también está permitida)?

Es como el tema de la prostitución… ¿Cómo es posible que quieran perseguirla en el país europeo que más uso hace de ella?

Y si es tan mala… ¿Por qué las putas se manifiestan para que no lo hagan? ¿No es extraño que las supuestas ‘víctimas’ de la ‘explotación sexual’, dicho así, con un tono lacrimógeno, buh buh, estén pidiendo justo lo contrario; es decir, que se regularice su situación?

A mí todo esto me recuerda dos cosas.

La primera es que los políticos españoles son unos hipócritas de dimensiones similares a las de Uy Scuti, ya que ellos son los primeros en irse de putas, encima de las caras, y en meterse sustancias divertidas.

La segunda es que viven en una realidad paralela. No trabajan para convertir en leyes las preocupaciones del ciudadano. Van a su puta olla. Hacen lo que les da la gana, joder.

Si hace nada se levantaron los campesinos del país para exigir mejoras a su precaria situación y sudaron de ellos porque eran ‘manifestaciones organizadas por grupos fascistas’.

Y se quedaron tan panchos, joder.

¿Cómo puedes considerarte ‘de izquierdas’ y tener a todo el sector primario en pie de guerra mientras te tocas las pelotas?

Es una auténtica locura.

Fue uno de los motivos por los que me largué del país. Estaba harto de sentirme gilipollas y de que me trataran como si tuviera el mismo cociente intelectual que los alumnos del anormal de las burpees a las 5 de la mañana.

Espero que disfrutéis muchísimo las carreteras que no transita casi nadie de la España Profunda y los hospitales que te dan hora para dentro de un año, así como a la peña en chiringuitos o trabajando en la administración que se toca los huevos a manos llenas, swaf swaf; o los colegios públicos que todo aquel con dos duros intenta evitar a sus hijos (y más ahora que, según me han relatado, su ambiente es todavía más violento y duro por la inmigración y la ‘vigilancia’ de los teléfonos) o las obras públicas sin sentido con sus sobrecostes misteriosos o cualquier otra ida de olla estatal para justificar semejante GESTIÓN DE MIERDA.

De verdad, yo no estoy en contra de los hospitales públicos, sino de las GESTIONES DE MIERDA.

Os toman el pelo, joder.

Y lo peor es la actitud de la peña que sigue defendiendo a toda esta banda de ladrones e incompetentes y hasta se enfada y pierde amistades y familiares por ello.

Algunos son tan idiotas que hasta creen que luchan por los mismos ideales que ellos jo jo jo.

Hablaremos sobre esto más adelante.

Uno de vosotros me hizo una consulta muy interesante que me da juego para tratar temas más jugosos que el último coñito que exploraron mis juguetones deditos.

En la entrada ‘Dune y la justicia casual’ José María F. me preguntó por qué emití ‘juicios de valor’ sobre las actitudes de los personajes que aparecían en ella, ya que como ‘liberal’ debería respetar todo lo que hiciesen los demás, por muy loco que sea, siempre y cuando sus acciones no me provoquen algún tipo de daño o pérdida.

Para empezar, hace un tiempo no me importaba que me pusieran el sello de ‘liberal’.

Sin embargo, a medida que los ‘liberales’ o ‘libertarios’ o ‘defensores de la escuela austríaca’ o lo que cojones sean de Youtube fueron ganando fama y soltando gilipolleces de grandes dimensiones me iba sintiendo más y más alejado de esta etiqueta.

Creo que hoy en día definitivamente la aborrezco.

¿Por qué?

Porque algunos de los discursos o soluciones de esta peña me hacen sentir la misma vergüenza ajena de cuando hace muchísimos años me venía el típico comunista de l’Eixample a soltarme la chapa sobre la dictadura del proletariado y no sé qué pollas más.

Estos liberales en ocasiones realizan análisis sesgados y poco convincentes donde meten su ‘ideología’ con calzador.

Canta muchísimo.

Son especialmente lamentables cuando hacen ‘análisis históricos’.

Por no decir que caen en mil y una contradicciones y proporcionan información incompleta, de nuevo, para seguir defendiendo su causa.

Ellos mismos lo saben, al menos los más listos como Rallo o Bastos, e intentan justificarse y tal.

Pero sus argumentos muchas veces no me acaban de convencer.

Apestan a idealismo y a ‘quiero marear la perdiz para evitar la cuestión’.

Dicho esto, en aquella entrada yo criticaba principalmente el comportamiento del padre de la gorda.

Y esto, sintiéndolo mucho, acopla con la ideología liberal.

¿Por qué?

Porque, tal y como exponía en el artículo, juzgaba que este hombre estaba haciendo un daño a un tercero: su hija.

Yo lo siento: por mucho que tengas la cabeza podrida con las ideas de Escohotado (otro liberal que tiene tela y muchos quieren convertir en una especie de dios por motivos que se me escapan), creo que a nadie con 19-20 años le gustaría ver a su papá haciéndose líneas de cocaína mientras le mete mano a una tipa que podría ir a su clase.

De hecho, es algo que puede crearte traumas serios, joder.

Además, también daba a entender que su comportamiento jodía a otro tercero: su pareja. La chavala esa.

¿Por qué?

Un señor de su edad no debería estar con una cría y muchos menos suministrarle una cantidad bochornosa de droga que por sus propios medios y a esas edades le resultaría imposible de conseguir.

Dicho de otra manera, si la tipa ya venía de base con una cierta adicción y unos problemas jodidos que la potenciaban, el estar con este señor vicioso no creo que le hiciese ningún bien ni solucionase una mierda.

Al contrario, la encerraba más en el agujero infecto en el que ella sola se había metido.

Con respecto a la gorda, no criticaba tanto el que fuese promiscua (al contrario, solté que me gustaría que hubiese más tías salidorras jo jo jo), sino que creía que esto se debía a que padecía varias enfermedades mentales y haber sufrido desde muy pequeña unas experiencias jodidas y dementes en casa.

Entendedme: no es muy común que los del cole se monten un horario para ver cuándo se follan a una compañera.

Y aquí viene una de mis ‘encuentros’ con los ‘libertarios’.

Si un tercero no me está haciendo daño a mí directamente, pero se lo está haciendo a sí mismo… ¿Debo hacer NADA?

José María, me dijiste en otro comentario que tenías un hermano.

Si tú lo vieses cortándose las venas para quitarse la vida ¿Te quedarías de brazos cruzados pensando que como eres un liberal debes respetar sus decisiones, sean cuales sean, o intentarías ayudarle?

Creo que la respuesta es evidente.

Los argumentos que te dan los liberales cuando les planteas esta cuestión son de lo más variopintos.

Uno típico es que las personas nacemos con una serie de derechos y valores per se o no sé qué pollas más que supuestamente nos harían ayudar al prójimo de manera ‘natural’.

¿Y no estarían en este caso siendo ‘conservadores’ por querer defenderlos?

De hecho, los conservadores critican, precisamente, que muchos liberales se burlan de sus valores por considerarlos arcaicos y tal, pero no juzgan los suyos.

Comentan que los liberales están convencidos de que sus valores son ‘naturales’ y ‘biológicos’ porque en realidad no tienen ni puta idea de dónde los han sacado. Creen que les han sido insuflados de no se sabe dónde o algo así cuando muchas veces estos surgen de las grandes corporaciones o de discursos extranjeros que pretenden debilitarnos como nación.

En cambio, los conservadores tienen claro el origen de su estructura moral y no se avergüenzan de ella, sino que la consideran una prueba poderosa de su valía. Por ejemplo, la religión o el amor por la patria.

Otro motivo sería que se trataría una situación de emergencia y por tanto no contaría como un escenario ‘normal’.

Otro que, en efecto, deberíamos dejar que se quitase la vida ante nuestros ojos porque su libertad estaría por encima de todo demás.

Etcétera.

Dicho de otra manera, se ponen ‘filosóficos’.

Y si bien filosofar es divertido, y hasta puede resultar útil para organizar tus propios conocimientos, lo cierto es que es un ejercicio de fe.

Es decir, la filosofía es un conjunto de ocurrencias, para las cuales se esgrimen una serie de argumentos bien construidos con una cierta coherencia interna, que no tienen la capacidad de demostrarse a sí mismas como verdaderas o falsas.

Entonces, claro, tienes que elegir con cuál te quedas.

Vamos, que la filosofía no demuestra una mierda. No tiene la capacidad de hacerlo.

Es más, muchas veces para defender sus posturas se apoya en otras materias.

Además, la peña, por lo que os expliqué sobre las disonancias cognitivas, tiende a reforzar sus convicciones.

Es decir, solemos abrazar aquello que va en consonancia con lo que ya afirmamos.

El ‘liberalismo’ tiene un montón de agujeros que se intentan tapar con ‘filosofía’. De hecho, el propio ‘liberalismo’ es una filosofía.

Pero no solo él, sino cualquier otro sistema filosófico como el marxismo.

¿No os parece esto redundante? ¿No es como querer parar una inundación con más agua?

Muchos amigos cientificistas se llevan las manos a la cabeza y se acojonan cuando piensan que los pilares de nuestras sociedades se sustentan en algo tan vaporoso y etéreo como la filosofía.

Algo en lo que yo puedo pensar A y darte muy buenas razones para ello y tú B y también. Por tanto, es imposible que lleguemos a un ‘consenso’ o nos acerquemos a una ‘verdad’ objetiva.

En cierta manera, a menos que uno de nosotros suelte tonterías o no disponga de los conocimientos necesarios para estar ‘al nivel’, los dos tenemos ‘razón’.

Lo único que vamos a hacer es defender nuestra postura, joder.

A mí esto no me quita el sueño porque creo que todas las sociedades se basan en algo tan material, palpable y medible como son los mercados.

PUNTO.

Es por esto que hay países supuestamente ‘comunistas’ (lo pongo entre comillas porque sé que el término causa polémica. Si pusiera ‘socialistas’ pasaría más de lo mismo, así que…), o que, mejor dicho, se identifican con los postulados de Marx y compañía, que mueven mucho más dinero que cualquier nación supuestamente ‘capitalista’.

No es de extrañar que en muchas ‘democracias’ se tenga una peor calidad de vida que en algunas ‘dictaduras’.

Nota: la ‘democracia’ también es filosofía.

Tampoco que gente no especialmente lúcida ni culta amase cantidades vergonzosas de dinero.

Etcétera.

Porque lo único que importa, la base sobre la que se sustenta todo lo demás, son los mercados.

Ya está.

No hay nada más. Es así de triste.

Es decir, que si yo tengo patatas y necesito naranjas y tú tienes naranjas y necesitas patatas estamos condenados a entendernos y negociar.

Y si yo tengo una brutalidad de patatas y hay mucha gente que las demanda voy a verme en una posición de poder que me va a dar ventajas sobre los demás.

Por tanto, no importa qué ideas ‘filosóficas’ supuestamente tenga tu país porque al final se trata de mercados.

Diré más: cuantos más beneficios se generen en estos mercados, más posible resulta que estas ideas filosóficas se materialicen por disponer de mayor capital para hacerlo.

Y, ojo, lo suelen llevar a cabo de una manera más ‘ligera’ que sobre el papel… ya que, como os digo, la filosofía, por muy bonita que sea, por mucho que levante nuestro espíritu, no suele operar en el ‘mundo real’, sino en un reflejo de él.

Por esto me gusta Europa: es un lugar donde se genera la suficiente riqueza como para que un número muy grande de personas pueda llevar una vida digna y divertida.

Dicho de otra manera, gracias a nuestra pasta hemos intentado, con mejor o peor fortuna, trasladar ciertas filosofías, ciertos valores, al mundo tangible.

Filosofías que damos por supuestas, pero que son ‘rarezas’ en casi todo el planeta.

Como ya dije, el modelo Europeo se está viendo amenazado.

Hay países que cayeron por recibir ataques de otros países. Una guerra siempre es jodida.

Hay países que cayeron por primar la filosofía, las ‘ideas’, a los mercados.

Esto siempre termina en tragedia.

Es lo que puede ocurrir en Cataluña o en País Vasco.

Hay mucha gente que no opera en el ‘mundo real’ ni lo comprende y esto es muy peligroso.

Toda nuestra forma de vida puede verse amenazada por culpa de un grupo de imbéciles idealistas que no comprende algo tan básico como que sin un mercado potente no existe todo lo demás.

Sin ir más lejos, con todos los problemas chungos y retos que afronta Cataluña actualmente, empezando por los hidrológicos, su Presidente vuelve a dar la matraca con el tema del Referéndum.

Es alucinante.

Me da mucha pena que incluso haya idiotas convencidos de que con una Independencia todas sus movidas se solucionarán por arte de magia y vivirán en una especie de aldea de los Pitufos.

Bueno, mejor dicho, aldea dels Barrufets.

Si a mí no me importaba etiquetarme como ‘liberal’ era porque creía que esta corriente entendía la importancia TOTAL de los mercados y a mí como ciudadano me daba una serie de, valga la redundancia, ‘libertades’.

Por ejemplo, es muy complicado que yo adopte posturas de ‘extrema derecha’ por aquello de que te intentan meter la religión hasta en la sopa y yo soy más ateo que Richard Dawkins.

Y porque encima la religión en estas sociedades suele tener una relevancia e influencia que me dan puto asco.

Y porque la peña que suele estar en esta parte del espectro político suele darme bastante repelús, joder.

Por ejemplo, a mí no me gusta el modelo de familia tradicional y no quiero que nadie me señale ni me obligue a formar una.

Por ejemplo, a mí la mayoría de las ‘tradiciones’ me parecen casposas y no creo que ‘culturalmente’ definan a nada ni nadie.

En serio ¿en qué te influye que una vez al año se paseen muñecos de Yisus o se haga una guerra de tomates o que unos tipos levanten piedras?

Ojo, tampoco me molestan siempre y cuando no se utilice el espacio público para hacerlas.

Entiendo que mucha gente las disfruta con fervor y esto, al final del día, es lo importante.

Pero en España el que dejen de cortar calles y dar por culo a los vecinos y negocios por su culpa es ciencia ficción…

Por ejemplo, a mí me gusta tener movilidad en caso de que no esté a gusto en un lugar.

Eso de que como soy de tal o cual sitio tenga que adorar una bandera y hacerme pajas con ella y quedarme aquí o allá por ‘patriotismo’ me parece una soberana estupidez.

Iré donde me sienta bien, me lo pase de puta madre y los mercados me traten como creo que me merezco. Por ejemplo, en forma de un salario competente.

Iré, en todo caso, DONDE ME SALGA DE LOS COJONES.

Por ejemplo, me la pone pedregosa que la gente pueda expresar sus opiniones o que se haga arte con todo tipo de formas y contenidos SIN CENSURA.

Por ejemplo, no quiero costear por obligación que una persona que no parece muy cuerda se quiera ‘cambiar de sexo’ porque un grupo de iluminados crea que es lo correcto.

Por ejemplo, que a ciertos colectivos se les dé mayor visibilidad o privilegios ‘porque sí’, porque lo dicen cuatro locas, me parece terrorífico. Y más cuando hay personas con discapacidades o enfermedades raras que necesitan más urgentemente las ayudas que ellos.

Por ejemplo, tampoco me agrada que mucha gente cobre dinero público para extender los discursos del estado en los colegios y medios de comunicación.

Y así podría seguir hasta escribir un libro.

Es por todo esto que sentía simpatía por los ‘liberales’.

Porque tanto los de ‘izquierdas’ como los conservadores utilizan los beneficios de los mercados, que recaudan en general mediante impuestos, para implantarte por la fuerza sus valores, cosmovisiones, maneras de vivir y disfrutar…

Y es un coñazo.

Joder… ¡Dejadme en paz! ¿Qué cojones os importa lo que haga o deje de hacer, joder? ¿Tan tristes sois que necesitáis meteros en la existencia de otros para no ver que sentís asco por la vuestra?

También utilizan estos eurillos para seguir en el poder, claro.

Espero que se me haya entendido con estas aclaraciones.

Por cierto, ya que estamos, otro punto que me causa mucha risa de los ‘libertarios’ de Youtube es su estúpida creencia de que los mercados compiten de ‘buen rollo’ en el ‘libre mercado internacional’.

¿No os recuerda esto a los progres que quieren solucionar los problemas entre estados, que ya hemos visto que no son más que un reflejo de sus mercados, también de ‘buen rollo’?

¿No os causan ternura?

Felices polvos, cabrones.

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