El alumno imposible.

EL ALUMNO IMPOSIBLE

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He tenido un nuevo ‘alumno’. En esta entrada relato mis aventuras con él.

Bueno, entremos en materia…

Estoy seguro de que casi todos vosotros conocéis un manga y anime llamado Saint Seiya.

O, como se llamó en nuestro país, ‘Los Caballeros del Zodiaco’.

Cuando empezaron a emitir esta serie en España yo era ya mayorcito, pero igualmente la veía.

Entended que en los 90 el ver unos dibujos animados ultraviolentos y estéticamente perfectos era algo novedoso.

Todos, incluidos los adultos, disfrutábamos con ellos.

De hecho, a mí me dejó de interesar el anime cuando empezó a ‘infantilizarse’ y volverse más estúpido y luminiscente y predecible.

Sin embargo, aquellas primeras series, aquellas primeras películas, a todos nos volaban la puta cabeza, joder.

El caso es que recuerdo que emitían ‘Los Caballeros del Zodíaco’ en Telecinco, que en aquella época era un canal ‘nuevo’, por la tarde.

Yo los veía justo después del trabajo mientras merendaba y antes de ir a la Universidad.

Eran tiempos complicados, sí, sobre todo para mí, pero también gratificantes.

El caso es que le estuve dando vueltas a Saint Seiya y toda la serie puede entenderse como una metáfora de que por mucho que te lo curres para conseguir a la tía de la que estás enamorado, incluso arriesgando tu vida por ella, si esta te pagafantea no  solo no te la vas a follar, sino que encima cada vez te va a meter en más problemas jo jo jo.

Por ejemplo, el pegarte de hostias contra tíos mucho mayores que tú que también quieren trajinársela jo jo jo (No va de coña, los protagonistas empiezan teniendo 13 años o así y combaten contra peña por encima de los 20).

Los caballeros de bronce conforman el grupito de pagafantas de Atenea.

Si la serie fuese actual serían los típicos que llenarían su Instagram de likes y comentarios como ‘Eres una verdadera diosa’, ‘La más hermosa del Olimpo’, ‘Siempre a tu lado, Saori’ y tal jo jo jo.

Los típicos que siempre están disponibles para tomar un café con la tipa en el que esta les relata lo hijo de puta que ha sido el Saga de Géminis de turno que después de tocarle las mamellas y meterle los deditos, swift swift, no quiso saber nada de ella jo jo jo.

Al menos HOY EN DÍA existe una palabra para este fenómeno tan común y extendido: pagafantismo.

En los 90, cuando se emitía la serie, ni tan siquiera sabíamos cómo llamarlo.

De hecho, algunos incluso pensaban que era lo normal… que eran cosas del amor… que en algún momento conseguirían a la muchacha…

En esta época había mucho tráfico de cintas VHS de anime.

Insisto en que era algo que gustaba a niños y adultos por igual.

Una de las que más me flipaban era ‘Wicked City’.

Tenía exactamente el mismo argumento que ‘Urotsukidoji’, un clásico de culto con el que todos nos hicimos incontables pajas, pero su tono era completamente distinto.

(Escena mítica de Urotsukidoji: Un demonio, tras un largo letargo, se despierta en una camilla de hospital y lo primero que hace es violar a la enfermera que lo está tratando. Cuando finaliza, tras haber destrozado a la mujer, suelta una de las mejores frases de la historia: ‘Después de 3.000 años necesitaba un buen coño’ jo jo jo).

Si bien Urotsukidoji era muy punk, muy bestia, ‘Wicked City’ era como una versión más elegante de esta.

Era puro goce plástico.

Era hipnótica, joder.

Tanto era así que el cabrón de Dennis Villeneuve le copió la estética y fotografía en su versión de Blade Runner.

También su ritmo lento y narcótico que te metía de lleno en aquella ciudad maldita, que era un personaje más.

Soy de esa generación que concebía las grandes urbes como escenarios de ensueño; como puertas a otros mundos, joder.

Por cierto, en Youtube alguien se ha currado un vídeo con imágenes de ‘Wicked City’ y música de Perturbator, otro genio francés. En este caso, del synthwave. El temazo se llama ‘Eclipse’.

Ya que estamos, de este rollo hay otro francés que también mola mucho llamado ‘Carpenter Brut’.

Os recomiendo su videoclip ‘Turbo Killer’ en el que se aprecia una leve influencia de ‘Wicked City’.

¿Os dais cuenta de que en el país vecino a nivel creativo se hacen cosas MUY GUAPAS?

En España, por el contrario, nos machacan con interesantísimas historias sobre mujeres que se van a vivir al mundo rural o un tipo que te cuenta cómo fue el proceso de heredar la casa de su padre.

Esto último no es una broma. La estrenaron este mismo mes y está basada en un cómic de Paco Roca.

Es un autor sobrevaloradísimo que no me dice nada.

Incluso en cómics intimistas y ‘personales’ me gusta más lo que hacen los gabachos.

Por ejemplo, me encanta ‘La ascensión del gran mal’ de David B. Es una novela gráfica durísima, pero muy hermosa, joder.

Bueno, yo en realidad quería tratar otras movidas.

Un conocido quiso encasquetarme un ‘alumno’ para que le enseñase a ligar.

Me lo pidió como favor personal y todo eso, joder.

Y la verdad es que le debía uno, joder.

¿Os dais cuenta de cómo la fama me precede? ¿A cuántos de vosotros os preguntan si podéis enseñar a ligar a otro pavo, joder?

Acepté.

Me gusta tener ‘alumnos’.

No porque sea ‘asín’ de buena persona, sino porque suelen tomárselo con mucho ímpetu e interés y siempre están disponibles.

Dicho de otra manera, son peña con la que puedo contar para cualquier tipo de salida/escapada cuyo objetivo principal sea el de cazar chochitos humeantes.

Peña que, insisto, siempre está disponible.

Y esto os parecerá una chorrada, pero no todo el mundo, especialmente a partir de ciertas edades, quiere quemar cada fin de semana.

Muchos prefieren quedarse en casita viendo NeSFliS al lado de una Charo gorda que pasa de depilarse el bigotis.

Encima, se joden muchas interacciones con muchachas que podrían acabar en una buena mamada en los baños por culpa de peña borracha con la que sales y no sabe una mierda sobre seducción.

En serio, no sabéis la de veces que ciertos imbéciles me han saboteado con la intención de robarme mis conquistas.

Una común: el típico listillo que no se atreve a entrarle a las tipas, sino que se espera a que lo hagas tú.

Cuando lo haces y comprueba que todo va bien de repente se une a la conversación y el muy hijo de puta quiere hacerte de menos delante de las pavas para quedar de ‘macho alfa’ y que estas centren su interés en él.

Estos listillos acaban espantando a las señoritas, joder.

Lo que yo no sabía era que mi nuevo ‘alumno’, al que llamaremos Dedrick, iba a ser un caso perdido.

De verdad que pocas veces en mi vida me he topado con alguien tan extremo como para pensar que no tiene ni solución ni margen de mejora.

¿Y sabéis qué es lo peor de todo?

Que el tipo es guapo. De hecho, es bastante más guapo que yo.

Vayamos por partes.

Dedrick no salió de casa durante su adolescencia y primera juventud.

Siempre estaba estudiando y jugando a videojuegos.

Muchos padres creen que les ha tocado la lotería cuando tienen un hijo así, ya que no tienen que preocuparse por lo que hace o dónde está o con quién se junta.

Siempre lo tienen metido en casa. Controlado, joder.

Pero es que a esas edades necesitamos relacionarnos con los demás y conocer cómo funciona nuestro entorno.

Es un proceso doloroso en el que te toca abandonar el refugio infantil en el que creciste para adentrarte en un mundo cruel y despiadado lleno de hijos de puta que se merecen una hostia más intensa que la de la portada del ‘Vulgar Display of Power’ de Pantera.

Discazo, por cierto.

Un mundo en el que no siempre va a estar tu mamá para defenderte.

Un mundo donde las niñas te rechazan y tu mejor amigo te traiciona.

Un mundo donde tienes que aceptar las reglas de la moda para que te tomen en serio.

Un mundo competitivo donde siempre hay un imbécil que quiere hundirte.

Etcétera.

Es horroroso.

Por mucho que se intenten romantizar la adolescencia y primera juventud en pelis y novelas lo cierto es que son una mierda y suelen conformar transiciones aspérrimas para cualquier persona… normal.

Durante este proceso aprendes a callarte cuando estás haciendo el ridículo (o, mejor dicho, no resultando ‘gracioso’), a soltar mentiras piadosas para no herir a los demás, a saber si una tipa está interesada en ti o no, lo que atrae a las mujeres de los machos cabríos, cómo puedes generar respeto en los otros, que nadie regala una mierda y tienes que ser ‘duro’ y ocultar tus sentimientos, a ponerte ropa que levanta miradas femeninas y un montón de movidas así.

Insisto, es duro, muy duro, pero también necesario.

¿Qué le pasa a muchos como Dedrick?

Que se saltaron esta fase de ‘aprendizaje’.

O que intentaron evitarla lo máximo posible, por ejemplo, escondiéndose en grupitos de frikis ‘buenos chavales’ que lo único que hacían era jugar a las Magic e ir a conciertos de metal o de grupos de HisKieRDas.

Ojo, que eran sus papás quienes los llevaban a estos directos.

Ni tan siquiera durante las pocas veces al año donde podían socializar y conocer a otros como ellos se escapaban del control parental jo jo jo.

El problema es que estas dinámicas cuestan mucho de aprender cuando eres adulto.

Muchísimo.

Y esta gente lo pasa mal porque no entiende a los demás.

Y no entiende a los demás porque nunca se ha esforzado en hacerlo.

Dedrick, por ejemplo, es demasiado honesto y directo.

Tanto que genera un intenso rechazo.

Las personas normales callamos muchas mierdas, y mentimos sobre otras, para hacernos la vida más fácil a nosotros mismos y a los demás.

Sería imposible vivir en un mundo donde todos fuéramos sinceros y no tuviéramos filtros.

Imaginadlo: vais a por el pan a un supermercado y la panadera os suelta que tenéis cara de mono y le dais asco.

Vais a pagar y la cajera os comenta que la ropa que lleváis es ridícula y que no le apetecía atenderos; que le habéis jodido el minuto libre en el que quería mirar el puto móvil.

Os cruzáis con vuestro vecino y este os echa la bronca porque cocináis coles a menudo que huelen fatal, tiráis la cadena del wáter de madrugada y escucháis música repetitiva a un volumen molesto.

Y así siempre con TODO EL PUTO MUNDO.

De verdad, repito, no se podría habitar en un mundo así.

Sería imposible.

Todos tenemos algo de hipócritas por el bien común, joder.

Pues Dedrick esto no lo pilla.

Cuando le presentas a una pava Dedrick se queda callado.

Y casi que mejor, ya que cuando abre la boca todo lo que dice es verdad.

Esto le resta mucho atractivo. No solo porque no genera simpatías en los demás, sino porque él mismo se hace de menos.

Por ejemplo, el otro día conocimos a unas teutonas bastante divertidas.

Yo subí el tono de la conversación hablando sobre temas de contenido sexual.

Las chicas parecían disfrutar con el asunto, incluso una creo que se estaba poniendo cachonda y todo, hasta que Dedrick soltó que tan solo lo había hecho una vez con una prostituta.

Las pavas se quedaron heladas sin saber qué decir.

Yo intentaba desviar la conversación soltando chorradas, pero Dedrick insistía en hundirse en la miseria.

Les narró, con un victimismo asombroso, cómo todas las tías desde su infancia le habían rechazado de manera sistemática.

También que contrató los servicios de una profesional hacía no mucho porque quería saber qué era el sexo de verdad, ya que estaba harto de masturbarse y ver porno.

Y que si había tardado tanto era debido a que no tenía muy claro si la prostitución era violencia contra las mujeres o no y movidas así.

Yo no me lo podía creer.

Evidentemente, las tipas pusieron una excusa y se largaron.

Tras esto, tuvimos una conversación parecida a esta:

-¿Estás loco? ¿Cómo se te ocurre contarles eso? -le pregunté.

-¿Qué tiene de malo?

-¿No ves que las has espantado? ¡No deberías haberles dicho todo eso!

-¿Por qué no? ¡Si es la verdad!

-Ya… pero a veces no es oportuno hacer uso de ella.

-¿Me estás diciendo que tengo que ser un mentiroso?

-¡No! Quiero que comprendas que… que tus palabras, tus relatos, tienen un efecto en los demás. Tenemos que valorar si vale la pena o no que los conozcan. No deberías soltarle a dos desconocidas que ninguna te ha deseado jamás y mucho menos que te has ido de putas.

-¿Por qué?

-¡Porque les estás transmitiendo que no vales una mierda y que si se acuestan contigo será casi por lástima! ¡Cómo si estuvieran haciendo una labor social o algo parecido! ¡Y que eres un guarro!

-¿Por qué crees que les estaba transmitiendo eso? El sexo es algo natural. No creo que me viesen como un cerdo, que estamos en el S. XXI. Yo simplemente me estaba mostrando tal y como soy. No quiero que las mujeres se hagan una idea errónea de mí.

-¡No se trata de que se hagan una idea errónea, sino de que al menos no les generes una mala!

-Creo que te equivocas…

Y así todo el rato.

Llegué a pensar que tenía algún tipo de autismo porque nunca me había cruzado con alguien tan desesperante y ajeno a las dinámicas sociales.

Además, cómo no, el tipo era muy de izquierdas.

Se había tragado todo el discurso de la izquierda posmoderna.

Cuando digo todo… ¡Es todo! ¡Al 100%! ¡Completo!

Claro, esto también distorsionaba su visión de las mujeres.

Era muy complicado darle consejos sobre cómo tratar con tías porque chocaban contra la visión idealista que tenía de ellas y me llevaba constantemente la contraria.

Esto siempre me ha fascinado: ¿por qué hay gente incompetente que discute con otros que sí han demostrado su valía incontables veces en algún campo determinado?

¿Por qué no se dan cuenta de que sus maneras e ideas no funcionan y las de otros, por muy equivocadas o locas que parezcan, sí?

¿Empezáis a entender quién ha inspirado algunas de mis entradas recientes jo jo jo?

Para que os hagáis una idea, conocimos a dos húngaras muy majas que encima estaban buenísimas.

Había una que, además, tenía los ojos azules y una cara de cerda que me provocó un intenso mokkori.

Pues el tío de lo único que sabía hablar, siendo que las pavas estaban borrachas y en plan jocoso, era de que en su país mandaba la extrema derecha y que los hombres eran muy machistas y movidas por el estilo.

Las pavas le daban a entender que no tenía ni puta idea de su país y tal, pero él seguía con su discursito de mierda.

Yo disimuladamente, sin que ellas lo notasen, apartándolo un poco, le dije que por favor no sacase esos asuntos.

El tío se quedó completamente callado.

Ni una sola palabra.

Nos sentamos con ellas en una terraza.

A mí la de los ojos azules me estaba poniendo malo. Había conexión entre nosotros. Mi sentido arácnido estaba como loco porque sabía que tenía opciones reales de correrme sobre sus pezones que de seguro eran de color rosita.

Como Dedrick llevaba un buen rato sin abrir la boca, una de las tipas le preguntó si se encontraba bien con un tono burlón.

Dedrick le contestó que yo le había pedido que se callase y que por eso permanecía en silencio.

La pava quiso saber por qué había hecho esto. Le pareció fatal. Se puso en plan protector-maternal.

Y lo cierto es que, como no me lo esperaba, no supe dar respuestas convincentes.

No salí bien del entuerto, joder.

A partir de aquí el ambiente se enrareció mucho y noté cómo la conexión erótico-festiva que se había generado entre nosotros se había esfumado.

Y que sería imposible recuperarla.

Al poco, se fueron.

Cuando le eché la bronca a Dedrick, este se sorprendió: ‘No te entiendo. He hecho lo que me has pedido. Si me censuras pues me silencio y ya está’.

Tengo mil momentos así con él.

Uno de los más divertidos fue cuando entramos en una discoteca.

El tipo se quedó paralizado en mitad de la pista y con cara de asco.

Me consultó si ahora debía bailar y ‘aparentar’ que se estaba divirtiendo.

Yo le dije que se dejase llevar e intentase disfrutar del momento y que si veía alguna que le gustara yo podía presentársela.

El tipo movió los brazos durante unos dos minutos como si fuera un robot, con toda la espalda rígida y mirando hacia el frente con cara de asesino en serie, lo cual daba un mal rollo espeluznante.

Después se paró en seco y me pidió que saliéramos del recinto.

Me aseguró que no le gustaban nada las discotecas y se sentía incómodo.

Tuvimos una conversación parecida a esta:

-¡A ningún hombre heterosexual le gustan las discotecas! ¡Vamos porque a las chavalas sí! ¡Vamos para ver si podemos meterle la lengua a alguna o sacarle su número! -le respondí.

-Entonces, si a ti tampoco te gustan, ¿por qué hemos venido aquí?

-Por lo que te digo de que está lleno de tías potentorras.

-Ya, pero… ¿cómo puedes seducir a una tía en un sitio que no te gusta bailando una música que tampoco?

-Es algo que simplemente aprendes. Las discotecas son lugares que se prestan a la interacción social y al divertimento. El objetivo principal no es el de danzar como un colombiano o disfrutar con las canciones que suenan, que seguramente sean una mierda, sino de las propias relaciones que se generan. En la calle queda forzado que le entres a una tipa. En una discoteca entra dentro de lo normal porque, en el fondo, todos vamos por lo mismo…

-Pero la música está muy alta… ¿Cómo puedes tener una conversación con una tía si no te escucha bien?

-En las discos no puedes tener pláticas profundas… sueltas tonterías para ver si le haces gracia a la chavala y si ves que sí pues subes la intensidad abrazándola, dándole algún besito, bailando…

-¿Qué quieres decir con ‘tonterías’?

-No sé… chorradas intrascendentes o graciosas… lo que en inglés se llama small talk… de lo que hablas cuando estás en un ascensor…

-Yo en los ascensores no digo nada.

Y así todo el rato.

Pero esto no es fue lo que colmó el vaso.

No.

Lo que realmente me ha hecho mandarlo a la mierda y darlo por imposible fue lo que os contaré a continuación.

Una amiga mía de Barcelona me contó que se había divorciado.

En este caso fue su marido quien decidió dejarla por otra.

La tía estaba, y está, en ese proceso transitorio de cuando te abandonan en el que, por un lado, no te lo acabas de creer y tienes la falsa ilusión de que todo volverá a ser como antes y en el que, por otro, quieres joder lo máximo posible a tu ex pareja por el daño ocasionado.

A esta tía yo me la follo desde hace muchos años.

Muchísimos.

Incluso me la tiré cuando seguía casada con ese capullo jo jo jo.

Varias veces jo jo jo.

Soy su ‘amante bandido’ jo jo jo.

¡Corazón, corazón malherido jo jo jo!

Me merezco una hostia… ¿A que sí? Jo jo jo.

El caso es que yo sabía que ella quería venir a verme para follarme salvajemente.

Folla muy bien, por cierto.

A mí me carga el liarme con ella porque siempre ha estado enamorada de mí. MUY, MUY, MUY ENAMORADA de mí. Y después del sexo se vuelve extremadamente pegajosa y siempre intenta que tengamos ‘algo más’ y me agobia…

Pero, claro, es una amiga a la que quiero mucho.

No puedo decirle en un momento tan delicado ‘no vengas a mi casa, joder’.

Total, que pensé que ahora mismo era un objetivo facilísimo; que quiere vengarse de su marido y cualquier polla le vale.

Discurrí lo siguiente: ‘Vale, quedamos con Dedrick, vamos a su piso, bebemos unas cuantas copas y me meto con ella algunas rayitas de cocaína para que se ponga a tono. Cuando ya la vea algo suelta haré como que me llaman de una urgencia del trabajo y dejaré a los dos solos. Es muy probable que la tipa, aunque yo sea a quien pretende lamer el escroto, se acabe liando con Dedrick y a mí no me dé el coñazo. Más fácil para Dedrick es imposible: una tía hambrienta de polla, borracha y encocada en su apartamento’.

Cuando le conté mi fantástico plan a Dedrick tuvimos una conversación parecida a esta:

-No sé… No me convence lo de tener a una desconocida en mi casa -me comentó.

-Vamos a ver, yo estaré con vosotros un buen rato hasta que me vaya. Pillarás algo de confianza con ella. Ya verás cómo es una buena tipa.

-Ya, tío. Pero… no sé… es que es una situación incómoda. Es una persona que no conozco de nada… en mi casa.

-Pues por eso mismo te la voy a presentar y voy a estar con vosotros un buen rato.

(Diálogo en bucle hasta que cedió un poco).

-Sí, vale, está el incentivo del sexo… y de que la tía es muy guapa… pero… no sé, es que la situación me parece muy embarazosa ¿Y si no sé de qué hablar con ella? ¿Y si no le gusto? ¿Qué hago, entonces? ¿Tener a una de la que no sé nada en el salón?

-Pues entonces me llamas, aparezco y me la llevo. Ya está.

-Pero… ¿tú me aseguras que vamos a follar?

-Con las mujeres nunca hay nada seguro, amigo. Pero, yo qué sé, es un escenario bastante bueno para que te la tires.

-Ah, quieres decir que tampoco sabes si querrá hacerlo o no.

-No, pero la probabilidad…

(Diálogo en bucle).

Total, que se me hincharon las pelotas y me largué de mala hostia.

Que le den por el puto culo, joder.

Hacía tiempo que alguien NO ME CAÍA TAN MAL.

De verdad que intento fijarme en las partes positivas de la peña, pero este tío es INSOPORTABLE.

Hacía tiempo que no me topaba con un caso tan extremo de espantachochos.

Mirad, que no os vendan la moto.

En ocasiones, no valemos para algo.

Lo suyo es aceptarlo Y PUNTO.

Este pavo no vale para ligar.

No es que no valga, sino que posiblemente sea la persona con menos talento para las mujeres que haya conocido nunca.

Bueno, para las personas, así, en general.

¡Y eso que el cabrón es guapo!

Lo bueno de haber conocido a este personaje, del que podría escribir un libro, es que a su lado otros casos de tíos que no follan parecen poca cosa.

En serio, recordad esta entrada cada vez que opinéis que lo tenéis muy jodido para bajar bragas.

Este tío SÍ QUE LO TIENE JODIDO.

Mejor dicho, lo tiene imposible.

En fin, me ha quedado una entrada larguísima. Necesitaba desahogarme, joder.

Felices polvos, cabrones.

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