Carta a un lector.

CARTA A UN LECTOR

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Entrada de urgencia.

Bueno, entremos en materia…

No tenía pensando escribir hoy porque, de hecho y para variar, tengo una resaca más grande que una empuñadura L5.

Pero un usuario llamado Dani ayer me mandó un mensaje preocupante que debo responder sí o sí.

Creo que me escribiste en otra ocasión.

Entiende que en un blog como el mío no es raro que aparezcan trolls intentando colármela.

También hay muchos que solo quieren que les haga algo de casito.

Para que te hagas una idea, hubo un pavo que se hizo pasar por El Albaceteño Errante y SnowGoosito para insultarme.

Lo que este tío no sabía era que estos dos me escriben desde hace años y conozco muy bien la manera en que se expresan y cuáles son sus preocupaciones, valores y tal.

Y por si hubiera dudas, que ya te digo yo que en ningún momento las hubo, su ip no coincidía con las suyas jo jo jo.

Sin embargo, con este último mensaje tengo clarísimo que vas en serio y me has dejado preocupado.

¿Por qué? Das una serie de detalles clínicos que no podrías saber a menos que los estés padeciendo de verdad.

Tal y como dices, estás harto de que psicólogos y psiquiatras intenten disuadirte de que no lo hagas.

Quieres seguir adelante con tu plan.

Como no creo que ‘más de lo mismo’ te sirva de nada, voy a intentar ser algo más ‘original’.

Entiende, por favor, que si me dices que te quieres practicar la eutanasia con 30 años no puedo quedarme de brazos cruzados.

Es que no puedo, tío. Me has dejado destruido.

Sabes que yo, como cantaba Julio, uno de NUESTROS HÉROES PENINSULARES, amo la vida y amo el amor.

Sé que no puedo hacerme ni una pequeña idea de cómo debe ser tu día a día.

Sé que, en este sentido, no debe ser fácil encontrar gente que te comprenda.

Los ‘consejos’ y ‘ayudas’ de quienes no han pasado nunca por algo como lo tuyo deben provocarte sentimientos encontrados y tal.

Por esto mismo quiero hablarte de un conocido que tenía un dolor crónico. Diferente al tuyo, sí, pero jodido igualmente.

A este tío le volvieron las ganas de vivir cuando descubrió que no debía luchar contra esas ‘sensaciones jodidas’, sino que tenía que aceptarlas como su nueva ‘normalidad’.

En vez de mirar hacia cómo era en el pasado con nostalgia se centraba en todo lo que podía ofrecerle el futuro.

Es una persona que, poco a poco y con las dificultades que entraña el tener una enfermedad ‘rara’ como la tuya, ha conseguido ‘rehacerse’.

Tal vez te tortures a ti mismo pensando que nunca podrás volver a llevar una existencia ‘estándar’, por decirlo así.

Tal vez te imagines el futuro como poco más que un cúmulo de desidia y sufrimiento.

Pero es algo que no sabes.

No. De verdad, desconoces por completo lo que puede estar esperándote a la vuelta de la esquina.

Como persona a la que le interesa la ciencia, ya lo sabes, te digo que los avances en farmacología de los últimos años están siendo sorprendentes.

Piensa, por ejemplo, que hace no mucho fuimos capaces de inventar una vacuna en un tiempo récord para frenar un virus del que no teníamos ni puta idea.

En los 90, época en la que fui joven, chulo y esbelto (qué, coño, lo sigo siendo. Además, no soy tan viejo, cabrones) si te diagnosticaban ‘SIDA’ (fase final de la infección por VIH) ya te podías dar por muerto.

Esto no me lo estoy inventando.

Por ejemplo, se ve en una película durísima y ‘de culto’ de estos años llamada ‘Kids’, de Larry Clark, con guion de Harmony Korine (que ahora es un director de obras extravagantes), en la que cuando uno de los personajes se entera de que está ‘contagiado’ lo primero que hace es despedirse de su hermana.

(Nota: hoy en día, con la invasión de Flanders de ‘izquierdas’ y ‘derechas’ que sufrimos, sería imposible hacer un filme como este. Totalmente imposible. Estaría canceladísimo desde su rodaje).

(Nota 2: Al principio de esta peli aparece uno de los personajes con un cómic de ‘Odio’ de Peter Bagge. También fue de ‘culto’ entre la juventud española ‘alternativa’ de finales de los 90 y principios de los 2.000. Es un retrato perfecto de lo que fue aquella generación y de toda la movida ‘grunge’. Os lo recomiendo muchísimo. Ha envejecido muy bien).

Todos los que vivimos aquellos años con la suficiente edad como para ser conscientes de lo que ocurría a nuestro alrededor conocimos a alguien que falleció por SIDA.

Era algo tan serio que se hacían un montón de campañas para practicar sexo seguro o para que, directamente, te la escondieses en el pantalón hasta el matrimonio.

A los jóvenes, pura Generación X, esto nos parecía una gilipollez que, de hecho, hacía que el folleteo se viese como algo ‘emocionante’.

Digo esto porque en los 80 se consideraba una enfermedad de ‘maricas’, pero en los 90 esto se fue desmintiendo a medida que aparecieron casos de muchas personas heterosexuales.

De hecho, el tío de una chica con la que estuve, que no era gay (de hecho, tenía pareja) ni drogadicto, murió por SIDA.

Él siempre aseguró, de todas las maneras posibles, que no sabía dónde lo había pillado porque siempre usaba protección y no tomaba estupefacientes.

Recuerdo conversaciones parecidas a las de ‘Historias del Kronen’ en las que presumíamos de haberlo hecho ‘sin condón’ con esta o aquella para transmitir una imagen de ‘peligrosos’ y ‘rebeldes’ y ‘nihilistas’.

Así de subnormales éramos, joder.

El caso es que hoy en día, como supongo que ya sabes, las personas infectadas con VIH pueden llevar una vida más o menos ‘normal’.

Es decir, que ya no se mueren.

Lo que te quiero transmitir es que, aunque hasta la fecha nada haya funcionado contra tus dolencias, es posible que en uno, cinco o diez años saquen algo que sí.

Insisto: nunca en la historia de la humanidad la farmacología se ha desarrollado a una velocidad como la actual.

Si decides abandonarnos descartas la posibilidad de que haya algo en un futuro cercano que te ayude a afrontar tu día a día.

Incluso es posible que ese algo ya se haya inventado, pero no hayas dado con él todavía.

Tío, tal y como digo en muchas entradas, tenemos una suerte inmensa de estar vivos como humanos; de ser seres conscientes y todo eso.

¿Sabes cuántas especies se calcula que hay en nuestro planeta?

Aunque hay muchísimas discrepancias al respecto, se acepta como válida la cifra de ocho millones.

Vamos a darla por correcta, aunque yo crea que hay muchísimas más.

¿Te lo has planteado? ¿Has pensado alguna vez lo baja que es la probabilidad de nacer siendo una persona o un elefante (otro animal inteligente que cierto monarca repulsivo mataba por placer…) o cualquier otro mamífero lo suficientemente listo como para no hacer el curso del anormal de las burpees en relación con la de haber sido un hongo o una planta o un puto pez?

Sé que tus cartas son complicadas… pero, aun así, te ha tocado la lotería. Eres un puto humano, tío. Perteneces a la especie dominante de este mundo.

Y puedes hacer algo increíble con ello, aunque no seas capaz de verlo.

Puedes seguir haciendo reír a la chica que te gusta.

Puedes seguir sintiendo el sol sobre tu rostro.

Puedes seguir leyendo hermosas novelas.

Puedes seguir hablando con tus familiares y amigos.

Puedes seguir marcándote objetivos realistas a corto y largo plazo.

Puedes seguir escuchando cómo el viento mece las ramas y hojas de los árboles.

Etcétera.

Fíjate, el otro día pensaba sobre todo lo hermoso de la experiencia humana escuchando el álbum ‘Atom Heart Mother’ de Pink Floyd… El de la vaca, sí.

Es uno de los más infravalorados y olvidados de esta banda cuando para mí es de los mejores. Con diferencia, joder.

Tiene un tema llamado ‘Summer 68’ que, hasta donde yo sé, fue el único de ‘sunshine pop’ que compuso Pink Floyd.

Si te fijas en la letra, va sobre cómo un pavo en un concierto, donde la música estaba ‘demasiado alta’, conoció a una chica que ‘ni siquiera le gustaba’ con la que se acabó acostando.

Después regresó con sus amigos que estaban tomando el sol sabiendo que nunca la volvería a ver y que ese mismo día tanto él como ella se acostarían con otros.

En el verano del 68 era revolucionario el pegar un polvo con alguien que acababas de conocer, joder.

Era una manera de luchar contra el conservadurismo.

El sexo es maravilloso.

Insisto: esta ola de Flanders anti-sexo y anti-porno y anti-todo-lo-que-mola, tanto de ‘izquierdas’ como de ‘derechas’, me resulta del todo vomitiva e incomprensible.

Años y años para conseguir ciertas libertades como para que ahora cuatro imbéciles quieran jodernos la fiesta a los demás.

El caso es que esta bonita canción tiene una sensibilidad muy especial.

No quiere transmitirte lo típico del rock n’ roll de ‘uhhhhhh me he follado a una pava uhhhhh sin casi esfuerzo uhhhhhh soy el puto amo uhhhhhh me gustan los Mötley Crüe uhhhhhhh’, no.

Lo fascinante es el haber estado haciendo ‘pruebas’ contigo mismo y tu entorno.

Los fascinante es estar en ‘El Camino’ con tus camaradas.

Lo fascinante es ‘el todo’ y no simplemente el habérsela metido a una desconocida.

De hecho, en uno de los últimos versos dice que le hubiera gustado quedarse con sus colegas en vez de irse con ella.

¿Te das cuenta? El solo hecho de ‘experimentar’ ya vale la pena y es bello. Muy bello.

¿Por qué? Porque, insisto, sé que soy muy pesado con esto, pero me da igual: el estar aquí siendo personas es, hasta la fecha, el mayor regalo que existe.

Mira, tío, yo tengo un gato y lo quiero mucho. Es muy perspicaz, el cabrón, pero él no puede entender de qué van las letras de Pink Floyd… No sé si me explico.

Si te decides por la eutanasia te vas a privar de todo, tío.

De todo…

No lo hagas, por favor.

Dices que este blog te ha hecho reír y ayudado en momentos complicados.

¿Te das cuenta? Si lo haces ya nunca podrás partirte el culo con mis locas ocurrencias.

Y así con todo.

Te queda un largo camino por delante.

Sé que ahora lo ves lleno de espinos… y no te culpo por ello… pero, joder, lo tienes. Lo importante es que lo tienes.

Puede que después de leer este correo quieras convencerme de por qué para ti la eutanasia es lo correcto.

Lo comprendo.

Las disonancias cognitivas funcionan así.

Te voy a pedir por favor que no lo hagas.

No me respondas. No tienes la necesidad de hacerlo.

Lo que me gustaría… mejor dicho, lo que deseo… es que me escribas en unos meses transmitiéndome que tienes dudas al respecto o, mejor aún, que has decidido no dar un paso tan drástico.

Esta vez no voy a despedirme con un ‘felices polvos, cabrones’, sino mandándote un abrazo sincero.

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